Cómo Empezó la Devoción al Divino Niño Jesús en la Antigüedad
Cuentan los antiguos narradores que la devoción al Niño Jesús empezó en el Monte Carmelo, en Israel, pues a ese hermoso monte, cercano a Nazareth, iba frecuentemente el Divino Niño acompañado de sus padres José y María y de los abuelitos, San Joaquín y Santa Ana, a pasear y a rezar, y que los piadosos hombres que allí se reunían para orar le fueron tomando gran aprecio y cariño al amabilísimo Niño, y que después de que el Divino Redentor subió al cielo, los religiosos moradores del Monte Carmelo siguieron recordando con gran cariño y devoción al Niño Jesús. Luego, cuando los Carmelitas se extendieron por Europa fueron llevando la devoción al Divino Niño por todas partes.
Ya en el 1200 San Antonio de Padua, y en el 1500 San Cayetano, le tuvieron mucha devoción al Niño Jesús, y por eso en los cuadros se pinta a cada uno de estos santos, llevando en sus brazos al Divino Niño.
San Antonio de PaduaDicen que era tanto su amor hacia la infancia de Jesucristo, que el Niño Jesús se le apareció un día en visión a hablar con él.
Pero quienes vinieron a popularizar más la devoción al Divino Niño Jesús fueron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz (1550). De Santa Teresa se narra que subiendo por una escalera hacia un corredor, le pareció ver al Niño Jesús que la saludaba muy amablemente. Desde entonces la santa llevó siempre en sus viajes una estatuita del Divino Niño y en todas las casas de su comunidad mandaba colocar y honrar una bella imagen del Niño Jesús, que casi siempre ella misma dejaba al despedirse.
La santa gozaba componiendo y cantando villancicos al Niño de Belén. Le gustaba mucho éste:
Véante mis ojos
Dulce Jesús bueno
Véante mis ojos
Muérame yo luego.
San Juan de la Cruz, en una Navidad emocionado ante una hermosa imagen del Niño Jesús, exclamó lleno de entusiasmo:
Mi dulce y tierno Jesús,
si amores me han de matar,
ahora tienen lugar.
San Cayetano
Amaba muchísimo al Niño Jesús y por los méritos de su infancia le pedía los favores que necesitaba.
Los padres Carmelitas y las Hermanas Carmelitas, siguiendo el ejemplo de sus santos fundadores, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, se han propuesto propagar la devoción al Milagroso Niño Jesús, que no es la creencia de que una imagen de yeso, metal, tela o cartón nos va a hacer un milagro ( por que las imágenes no pueden hacerle milagros a nadie) sino el honrar los 12 años de su infancia, y por los méritos que Jesús ganó en sus 12 años de niñez, pedir a Dios todos los favores que necesitamos.
En el año 1663 Nuestro Señor le hizo a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento una promesa que se ha hecho muy famosa: << Todo lo que quieras pedir pídemelo por los méritos de mi infancia, y tu oración será escuchada>>.
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